Félix Robillard emprende la gran tarea de rehabilitar la zona. Para ello tendrá que comprar, en un lapso de tiempo que se extiende de 1856 a 1882, nada menos que 361.526 metros cuadrados. De ellos, 110.800 en Malvarrosa y los 250.726 en Alboraya. Félix Robillard le puso el nombre a lo que hoy conocemos como La Malvarrosa.
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